2. El Largo Camino Hacia Ciudad Petalia
En cuanto llegaron a Pueblo Escaso, el trío fue al centro Pokémon a pasar la noche, porque ya era muy tarde. Eran como las once y media.
Después de cenar, se dirigieron a la planta de arriba, donde había muchas habitaciones. Entraron en la que tenían asignada, la 201. En cuanto se pusieron el pijama, se acostaron en las literas.
Esa noche, Rubí no podía dormir, así que cogió su mochila y, sacó uno de los libros que le regalaron.
No sobreexpongas a tu Pokémon a demasiada presión en un combate. Si ves que ya no puede más, no lo obligues a continuar; pregúntale primero si quiere seguir.
Cuanta mayor confianza tengas en tu Pokémon, más te obedecerá y dará todo por su entrenador
No lo fuerces a combatir si no quiere. Hay Pokémon que pueden ser excelentes en otros campos, como la Crianza, la Investigación o los Concursos.
Busca siempre lo mejor para tu Pokémon. "
Rubí se durmió tras leer eso.
Por la mañana, notó que alguien le estaba dando en la cara.
¡Despierta, dormilón! —Dijeron Mike y eBounDr
¿Qué, mamá? —sollozó Rubí—
No soy tu madre. Venga, vístete, ¡que nos vamos a Ciudad Petalia! —dijo eBounDr, ya preparada— te esperamos en la cafetería cuando acabes.
Vale.
Tras vestirse y coger sus bártulos, bajó a la cafetería, y vio a sus dos nuevos amigos sentados en una mesa, hablando con otros dos entrenadores.
¡Aquí, Rubí! —Gritó eBounDr, saludando con la mano—
Ehm... —balbuceó—
Se llaman Sam y Leti. Son entrenadores, al igual que nosotros. —dijo eBounDr—
Encantado de conocerte, pal —dijo Sam, con un acento perfecto en el pal—
Hola —dijo Leti—
¿De dónde sois? —preguntó Rubí—
Somos de Ciudad Endrino, Johto —respondieron al unísono—
¿Sois hermanos gemelos o algo así? —siguió preguntando eBounDr—
No, pero casi. Somos amigos de la escuela de Entrenadores de Ciudad Malva —dijo Sam—
Entonces, eBounDr le dijo a Rubí que si quería que les enseñase los pokémon que llevaban, y asintió.
Os vamos a enseñar nuestros pokémon —dijo eBounDr, cogiendo su Poké Ball, sacando a Totodile—
¡Vamos! —dijo Rubí, sacando de su Poké Ball a Eevee—
¡Vaya Pokémon! Yo tengo un Delcatty, y Sam tiene un Dragonite —dijo, con aires de orgullo—
¡Guay! —respondió Rubí—
Yo tuve pokémon muy fuertes, pero ahora están con el Prof. Oak. La verdad es que hecho mucho de menos a Swimmie...—dijo eBounDr, con aires de nostalgia—
¿Quién es Swimmie? —preguntó Rubí—
Mi primer Pokémon, Blastoise. En realidad su nombre es SwimminCat, pero me gusta llamarlo Swimmie. ¡Ay! —dijo un chico—
¡Mike! ¿Dónde estabas? —gritaron—
Ehmm... estaba comiéndome unos churros con chocolate... —dijo, bostezando—
Ah, ok. ¿Les enseñas tu pokémon? —preguntó Rubí—
Sí, sí...¡Vamos, Charmander! —dijo, cogiendo energía de repente—
Charmander...me encantaba ese pokémon cuando era pequeño... siempre quise tener uno, pero tuve la mala suerte de nacer en Johto...—dijo Sam—
¡RUBÍ, MIKE! ¡SON LAS 11:30! —gritó eBounDr, visiblemente alterada—
¿Qué pasa? O_O —dijeron los dos—
¡Que tenemos que darnos prisa si queremos llegar a Ciudad Petalia pronto!
Vale, pues nos abrimos. Ha sido un placer. Sam, Leti, paz. —dijo Mike, mientras se marchaban—
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